Esa mesa de la esquina del
restaurante City Bistro frente al Zoo en
el 3er anilla, era un mundo por nacer, un rosario de narraciones -las puedo oír
aun- de los bellos parajes, de viajes, luchas e himnos al valor, de aquellos
que murieron con un grito y se apagaron al salir el sol.
Aquella mesa de la esquina con
seis sillas para recibir las posaderas de distinguidos comensales influyentes
dispuestos a englutir lo material y a narrar lo espiritual de aquellas
historias que la gastronomía nos hace emular.
Desde los fogones el chef André
Novoa se nos propone una nueva carta a pasos, y al presentar con su verbo los
manjares en la mesa de la esquina, los seis comensales se amarran en sus sillas
para no perder el verbo del cheff Novoa e imaginar la historia de estas viandas
y los procesos de aromas texturas y sabores, de recetas y creatividad.
El Chef André nos quiere
sorprender con unos simples champiñones y con envueltos de zuchini -en el
español de castilla “calabacín”- con vida interior, ahí nos remontamos a la
pócima mágica antioxidante, rejuvenecedora, inmunológica y muy potente, con
vitamina A y la vitamina C.
Con este anuncio, la entrada real
fue sorprendente, lengua a la vinagreta con naranja y al “do bemol” (molle), si
lo que en sonido es alteración que afecta a la frecuencia de una nota
reduciendo ésta en un semitono. En los fogones son las horas de cocción del
primer plato deja a los alimentos en un semitono de distinción. Y para que en
boca quede todo sellado tomamos a reglón seguido un Beef tea un caldo de carne
estilo brovil. Aquí corrieron historias de las islas Aran, las corrientes
marinas y los fríos de la Bahía de Galway.
Los platos centrales fueron para
aplaudir con las orejas. Primero Chuleta de Cordero sobre ladrillo de sal de Uyuni,
con una cocción al punto, acompañado de salsa de cebollas y reducción de vino,
champiñón y papas. Hablamos de la mística que tiene el entorno para centrarse
turísticamente y conocer un plato.
Luego entró el estofado de cola
de buey que es como un ragout cocido lentamente sobre cremosa polenta y tomates
fritos. Del buey al toro y la conversación giro sobre la fiesta nacional
española, del toreo y el rejoneo, los lances y las manoletinas.
Entró con toda majestuosidad el
magret de pato bañado a la naranja y al oporto, pechuga con piel crujiente en
salsa de vino y naranja con puré de papas salpicadas de romero; que
conjuntamente con el salmón con escamas crujientes de chía gracias a los grados
de horno sobre la salsa da azafrán, hacen de este un plato majestuoso, propio
de historias y hazañas como la pesca del salmón en las aguas del rio Shannon
Como punto final, el brownie,
pared con pared con helado de vainilla, un rollo exótico de dulce de camote
acompañado de salsa fresca de flor de Jamaica, y una tabla de quesos blandos rindiendo
vasallaje el glamour de un Mendocino Malbec de “Escorihuela Gascó”
Historias, para los sentidos este
es el menú de pasos de City Bistro para esta temporada de invierno.
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