jueves, 12 de julio de 2018

La mesa de la esquina y sus 6 sillas.



Esa mesa de la esquina del restaurante City Bistro frente al  Zoo en el 3er anilla, era un mundo por nacer, un rosario de narraciones -las puedo oír aun- de los bellos parajes, de viajes, luchas e himnos al valor, de aquellos que murieron con un grito y se apagaron al salir el sol.
Aquella mesa de la esquina con seis sillas para recibir las posaderas de distinguidos comensales influyentes dispuestos a englutir lo material y a narrar lo espiritual de aquellas historias que la gastronomía nos hace emular.
Desde los fogones el chef André Novoa se nos propone una nueva carta a pasos, y al presentar con su verbo los manjares en la mesa de la esquina, los seis comensales se amarran en sus sillas para no perder el verbo del cheff Novoa e imaginar la historia de estas viandas y los procesos de aromas texturas y sabores, de recetas y creatividad.
El Chef André nos quiere sorprender con unos simples champiñones y con envueltos de zuchini -en el español de castilla “calabacín”- con vida interior, ahí nos remontamos a la pócima mágica antioxidante, rejuvenecedora, inmunológica y muy potente, con vitamina A y la vitamina C.
Con este anuncio, la entrada real fue sorprendente, lengua a la vinagreta con naranja y al “do bemol” (molle), si lo que en sonido es alteración que afecta a la frecuencia de una nota reduciendo ésta en un semitono. En los fogones son las horas de cocción del primer plato deja a los alimentos en un semitono de distinción. Y para que en boca quede todo sellado tomamos a reglón seguido un Beef tea un caldo de carne estilo brovil. Aquí corrieron historias de las islas Aran, las corrientes marinas y los fríos de la Bahía de Galway.
Los platos centrales fueron para aplaudir con las orejas. Primero Chuleta de Cordero sobre ladrillo de sal de Uyuni, con una cocción al punto, acompañado de salsa de cebollas y reducción de vino, champiñón y papas. Hablamos de la mística que tiene el entorno para centrarse turísticamente y conocer un plato.
Luego entró el estofado de cola de buey que es como un ragout cocido lentamente sobre cremosa polenta y tomates fritos. Del buey al toro y la conversación giro sobre la fiesta nacional española, del toreo y el rejoneo, los lances y las manoletinas.
Entró con toda majestuosidad el magret de pato bañado a la naranja y al oporto, pechuga con piel crujiente en salsa de vino y naranja con puré de papas salpicadas de romero; que conjuntamente con el salmón con escamas crujientes de chía gracias a los grados de horno sobre la salsa da azafrán, hacen de este un plato majestuoso, propio de historias y hazañas como la pesca del salmón en las aguas del rio Shannon
Como punto final, el brownie, pared con pared con helado de vainilla, un rollo exótico de dulce de camote acompañado de salsa fresca de flor de Jamaica, y una tabla de quesos blandos rindiendo vasallaje el glamour de un Mendocino Malbec de “Escorihuela Gascó”
Historias, para los sentidos este es el menú de pasos de City Bistro para esta temporada de invierno.


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