Estoy en plena plaza de España en
Barcelona, vaya contradicción, en este momento cuando Cataluña pide a gritos su
independencia.
Todo el mundo se pregunta: si se
llaga a este punto que pasará? … ya no tendremos los apasionantes Barza Madrid, y en gastronomía se dejarían de comer
tapas y pinchos pues son muy españoles?
Barcelona con la avalancha de
turismo se ha convertido en la capital de la tapa. La tapa fue un invento del
siglo de oro donde al ir a beber vino a las tascas de la capital de Reino las
revoltosas moscas se acercaban a las copas de vino y se caían en el mosto, un
ingenioso tabernero sirvió las copas con un pequeño plato encima de la copa
para que no se colasen las moscas y en el plato colocaba un pincho por ejemplo
jamón con pan atravesado por un palillo: y así nació el nombre de tapa y
pincho.
En Santa Cruz no me he encontrado
ni un restaurante de pinchos y tapas auténticos, eso sí tenemos más de 50 de
sushi, solo Jorge Calvo antes de irse a estudiar su master a Barcelona hizo un
intento en la terraza de la piscina de los Tajibos, luego conozco que hace unos
8 años, detrás de donde está Ovando nació un local español con esta idea pero
cerro, y también cerca de la plaza vi
otro local de un hispano que servía
cañas, potes, tapas y pinchos pero siguió la misma suerte.
El único local que trabaja un
poco el concepto es Zanella, Manolito y Casa de la paella, pero todavía sin dar
el paso al auténtico pincho y tapa en barra.
Creo que ahora cuando los vientos
de independencia suenan en Cataluña y los pinchos y tapas peligran por ser
demasiado españoles es el momento que entren en nuestra querida Santa Cruz,
siempre acompañados de un cañas de cerveza y buen vino.
LEER EN PAPEL:
No hay comentarios:
Publicar un comentario