viernes, 22 de septiembre de 2017

VAMOS DE TAPAS

Estoy en plena plaza de España en Barcelona, vaya contradicción, en este momento cuando Cataluña pide a gritos su independencia.
Todo el mundo se pregunta: si se llaga a este punto que pasará? … ya no tendremos los apasionantes Barza  Madrid, y en gastronomía se dejarían de comer tapas y pinchos pues son muy españoles?
Barcelona con la avalancha de turismo se ha convertido en la capital de la tapa. La tapa fue un invento del siglo de oro donde al ir a beber vino a las tascas de la capital de Reino las revoltosas moscas se acercaban a las copas de vino y se caían en el mosto, un ingenioso tabernero sirvió las copas con un pequeño plato encima de la copa para que no se colasen las moscas y en el plato colocaba un pincho por ejemplo jamón con pan atravesado por un palillo: y así nació el nombre de tapa y pincho.
En Santa Cruz no me he encontrado ni un restaurante de pinchos y tapas auténticos, eso sí tenemos más de 50 de sushi, solo Jorge Calvo antes de irse a estudiar su master a Barcelona hizo un intento en la terraza de la piscina de los Tajibos, luego conozco que hace unos 8 años, detrás de donde está Ovando nació un local español con esta idea pero cerro, y también cerca de  la plaza vi otro  local de un hispano que servía cañas, potes, tapas y pinchos pero siguió la misma suerte.
El único local que trabaja un poco el concepto es Zanella, Manolito y Casa de la paella, pero todavía sin dar el paso al auténtico pincho y tapa en barra.

Creo que ahora cuando los vientos de independencia suenan en Cataluña y los pinchos y tapas peligran por ser demasiado españoles es el momento que entren en nuestra querida Santa Cruz, siempre acompañados de un cañas de cerveza y buen vino.

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