jueves, 3 de noviembre de 2016

GOURMET PLUS


Si en Santa Cruz tuviéramos un restaurante con lo que se sirve en el palacio de Versalles, para cenar comenzaríamos con una sopa.
A partir de próximo enero, si viajamos a Francia podemos cenar en el Palacio de Versalles por 40 euros, con  el  aura real  del menaje de la Antigua Fábrica de Limoges, la cristalería artesanal, la cubertería de plata, mantelería bordada de hilo e incluso los camareros –ataviados con librea de época- para convertir la cita en una experiencia gastronómica.
El menú comenzaría con una sopa, no con una sopa de maní, sino de gambas y crustáceos, luego  alcachofas con lentejas del huerto de Versalles y trufa blanca, le seguirían  croquetas de pies de rana, vieiras y caviar, foie gras roti, el bouchée a la Reina (un plato clásico francés hecho con pollo, setas y salsa bechamel) o un sorbete de agua de rosas.
Unas tres horas de cena regadas, obviamente, con Dom Pérignon P2 1998 y Dom Pérignon P2 Rosé 1996, servido a diferentes temperaturas para subrayar su mineralidad, su intensidad y su precisión.
Consejos para paladares principiantes en este tipo de cenas. La mejor temperatura para beber su champán son los 11-12 grados no lo hagan con copa de flauta allí se lo servirán con copa ancha para que ayude  a su expansión en la boca y apreciar mejor el champán, de la otra manera lo primero que toca es la punta de la lengua.
Nos comentan que el menú evolucionará dependiendo de las estaciones y de los gustos de los comensales, que para eso el cliente manda. Pero no todos podrán comer como reyes: solo se realizarán para un mínimo de dos personas y un máximo de 80 bajo reserva previa.

Lo que pasa en Versalles con la reproducción del espíritu de las cenas reales no se va a reproducir en ningún otro sitio.  Al igual que en esta cena real, los restaurantes en Santa Cruz tenemos que buscar experiencias donde cada restaurant sea único.

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