jueves, 25 de agosto de 2016

REALMENTE AUTENTICO


El diccionario de la Real academia española de la Lengua define la  palabra “Auténtico”, como aquello que es acreditado como cierto y verdadero por los caracteres o requisitos que en ello concurren. Así pues se puede hablar que: “Es un Picasso auténtico.”
Ni copia, ni falsificación, ni molecular, ni nikei, ni “nouvelle cuisine”, ni “fooding”, ni…leches. La cocina peruana de “Sabor a Mar” es auténtica y sin eufemismos. Allí como dice la definición de la RAE concurren gastronómicamente los requisitos de la autenticidad de la comida peruana y chifa.
Primero el producto, cabal y traído de las costas peruanas expresamente para este restaurante, que es manipulado con las recetas tradicionales de Perú, lo mismo que podés comer en cualquier restaurante de la periferia limeña lo encontrás en “Sabor a Mar”, en la Banzer 3er anillo a la vuelta del surtidor Gascó.
Segundo su gente: si bien los meseros, muy profesionales y bien formados son la mayoría cambas, la jerarquía del local y la cocina  es mayoritariamente peruana y esto se nota. Le ponen la pasión y el cariño que esta gente pone cuando de comer se trata.
Y para mí, la tercera cosa que hace que “Sabor a Mar” sea auténtico es el local siempre lleno, grande y popular, no es elegante sino que tiene aquel “no se sabe que” de lo tradicional y campechano que lo hace acogedor siendo a la par “friki”.
Y si hablamos de precio, está también para chuparse los dedos; menos en el vino, que espero que pronto cambien.
Platos de grueso calibre por la cantidad, y con todas las condiciones y  caracteres propios para alcanzar una alta calidad, tanto en los cebiches como en el chicharrón marino, en la parihuela, las papas a la Huancaina o el pescado a lo muy macho; el sudado o la jalea limeña, el arroz estilo paella o el tradicional arroz con marisco.
Pero la cosa no se queda ahí pues también “Sabor a Mar” que lleva cinco años  en Santa Cruz tiene su lado chifa: sopa Wantan especial, Aeropuerto para volar, tallarín Taypa, pollo Tipakay  o si prefiere el Chi Jau Kay o el Wantan Kam Lu.
Todo auténticamente peruano y con su vertiente chifa. Le aseguro que del local saldrá contento. No por el vino sino por un trabajo gastronómicamente bien hecho.




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