viernes, 4 de marzo de 2016

EL RITO DE LA COMIDA DE NEGOCIOS


La comida de negocios en ciudades emprendedoras cómo Santa Cruz está al orden del día, reunirse para conocerse futuros socios, cerrar contratos o celebrar encuentros empresariales, es entre otras cosas, lo que se busca en este tipo comidas.
Para que tenga éxito, lo primero es buscar el restaurante idóneo, y que reúna las condiciones de privacidad y confianza para las empresas. Un restaurante es como una segunda oficina; y en él se tiene que ver casi la prolongación de su empresa, por el estilo, tipo de comida, discreción,  amistad con el dueño… etc., es una pena que casi ningún restaurante en Santa Cruz cuente con salas reservadas para realizar este tipo de comidas, que es lo normal en Europa.
Me gustaría hoy darles unos “tips” para que tenga en cuenta en este tipo de comidas. El anfitrión debe llegar antes y, si se retrasa, asegúrese de que reciben a su invitado en su nombre.
La conversación es algo muy importante, se puede empezar con cosas triviales, si el invitado es foráneo se puede hablar aspectos turísticos o sociológicos de la ciudad donde nos encontramos. El vino que pedimos es una buena excusa para comentar al comienzo, hablando de sus características enológicas. Está vetado hablar de política, sexo, religión o dinero. Hay que ser  profesional.
¿Qué pedir? El vino siempre corre por parte del anfitrión, intentando pedir productos nacionales si estos están a un buen nivel. Si es usted el invitado, no pida lo más caro, da muy mala imagen, déjese llevar por las sugerencias del chef. En general no atiborrarse con la comida.
Luego se puede entrar ya al asunto que les trae a esta comida de negocios, pero dejando el cierre de los acuerdos profesionales para el despacho.
¿Quién invita? El anfitrión, siempre. Hay excepciones, como algunos jóvenes emprendedores, que pueden omitir el protocolo y pagar a medias.
Los restaurantes que se precian en recibir este tipo de ágapes ganan su prestigio no sólo por el buen yantar, quizá lo más importante es: Oír, ver y callar, los meseros deben ser cautelosamente imperceptibles y no interferir en absolutamente nada. Ahí está la clave de un buen restaurante para albergar comidas de negocios.

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