lunes, 5 de octubre de 2015

LA CREPERIE NUEVO RUMBO


Desde hace unos meses, “La Creperie” en Arenales 135, ha dado un vuelco en  calidad, ambiente y servicio. De la mano de la descendencia joven, de su fundadora Dolly Vázquez, este restaurante uno de los más antiguos de Santa Cruz “since 1978” toma un nuevo e interesante rumbo sin olvidar sus raíces.
Los hechos cantan, fui a cenar un martes de los de ni te cases ni te embarques y cuál fue mi sorpresa que  casi estaba lleno, sin lugar a dudas esto es un buen indicador del BSC “balance score card gastronómico” para cualquier restaurante.
Lo primero que me atrajo fue el “climax”,  con una nueva iluminación, nuevos cuadros y un ambiente más cálido y acogedor en casona de la antigua biblioteca.
Entre los fogones del camarote de la cocina, un joven Chef, Eduardo ayudado por antiguas cocineras de siempre que están empeñados en hacer las cosas muy bien en este bergantín.
Sobre la bitácora de la gastronomía francesa, están  los crepes salados como entrada -dulces para postre- y  la fondue galo-suiza de queso y la mal llamada fondue de carnes donde colabora muy bien para el maridaje  la nutrida carta de vinos catalano franceses, argentinos, chilenos y los bolivianos de Campos.
A la bandera de  los crepes, hay que sumarle el  mascarón de proa: la fondue de carne en una cazuela con aceite chispeante para freír la carne a fuego lento escuchando el apetitoso susurro del “fru fru” y que luego embalsamamos metódicamente con las distintas ofertas salsas, cremosas, sedosas y a la par dulces y picantes que le acompaña.
Pero lo que realmente me sorprendió fueron sus ofertas  fuera de carta, como el salmón y los filetes de atún en corte grueso a la plancha con una salsa a la  “tartare” ligeramente ácida.  
 Realmente la Creperie ha tomado nuevos aires y es uno de los locales más acogedores de nuestra ciudad, para pasar una cena íntima, o con amigos. Te seduce, no solo el ambiente y el “agiornamento” del local, que sin renunciar a la decoración de siempre te envuelta la buena música, y una atención delicada, acertada y puntual.
Además una cosa muy interesante, al terminar de cenar te invitan a rellenar una ficha para que usted pueda puntuar desde el servicio las comida y las cosas del restaurante, de esta manera no es extraño que este clásico de nuestra ciudad haya remontado rumbos en los mares gastronómicos para situarse de nuevo en una de las mejores opciones para salir a cenar en las noches de luna llena cruceña con el sabor de antaño y una gastronomía de categoría.




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