Desde hace unos meses, “La
Creperie” en Arenales 135, ha dado un vuelco en calidad, ambiente y servicio. De la mano de la
descendencia joven, de su fundadora Dolly Vázquez, este restaurante uno de los más
antiguos de Santa Cruz “since 1978” toma un nuevo e interesante rumbo sin
olvidar sus raíces.
Los hechos cantan, fui a cenar un
martes de los de ni te cases ni te embarques y cuál fue mi sorpresa que casi estaba lleno, sin lugar a dudas esto es
un buen indicador del BSC “balance score card gastronómico” para cualquier
restaurante.
Lo primero que me atrajo fue el “climax”,
con una nueva iluminación, nuevos
cuadros y un ambiente más cálido y acogedor en casona de la antigua biblioteca.
Entre los fogones del camarote de
la cocina, un joven Chef, Eduardo ayudado por antiguas cocineras de siempre que
están empeñados en hacer las cosas muy bien en este bergantín.
Sobre la bitácora de la
gastronomía francesa, están los crepes salados
como entrada -dulces para postre- y la
fondue galo-suiza de queso y la mal llamada fondue de carnes donde colabora muy
bien para el maridaje la nutrida carta
de vinos catalano franceses, argentinos, chilenos y los bolivianos de Campos.
A la bandera de los crepes, hay que sumarle el mascarón de proa: la fondue de carne en una
cazuela con aceite chispeante para freír la carne a fuego lento escuchando el
apetitoso susurro del “fru fru” y que luego embalsamamos metódicamente con las
distintas ofertas salsas, cremosas, sedosas y a la par dulces y picantes que le
acompaña.
Pero lo que realmente me sorprendió
fueron sus ofertas fuera de carta, como
el salmón y los
filetes de
atún en corte grueso a la plancha con una salsa a la
“tartare” ligeramente ácida.
Realmente la Creperie ha tomado nuevos aires y
es uno de los locales más acogedores de nuestra ciudad, para pasar una cena íntima,
o con amigos. Te seduce, no solo el ambiente y el “agiornamento” del local, que
sin renunciar a la decoración de siempre te envuelta la buena música, y una
atención delicada, acertada y puntual.
Además una cosa muy interesante,
al terminar de cenar te invitan a rellenar una ficha para que usted pueda
puntuar desde el servicio las comida y las cosas del restaurante, de esta manera
no es extraño que este clásico de nuestra ciudad haya remontado rumbos en los
mares gastronómicos para situarse de nuevo en una de las mejores opciones para
salir a cenar en las noches de luna llena cruceña con el sabor de antaño y una
gastronomía de categoría.
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