viernes, 20 de octubre de 2017

LA CATEDRAL DE LA CARNE


En España cuando vas por una carretera y ves una de las casas que están en la vereda atiborrada de camiones y autos, lo primero que se te viene a la cabeza es, que en esa casa se come muy bien.
Una cosa perecida pasa en la Avenida San Martín cuando a mitad del primer tramo notas un hacinamiento de movilidades hasta en tres filas y lo primero que se te viene a la cabeza es ahí se come bien.
Efectivamente se trata de la “Catedral de la carne” en Santa Cruz que bajo el nombre de “El Arriero” ha realizado últimamente una reforma en lo material y en sus contenidos de carta. Si bien la reforma no está al 100% falta todavía el letrero Principal y cosas menores, hemos observado unas mejoras inmejorables en el viejo local de la San Martín.
La verdad es que pocos restaurantes de Santa Cruz se pueden permitir el lujo de un miércoles a medio día, tener el local a reventar con todas las mesas ocupadas y gente haciendo cola. Esto significa que se come muy pero que muy bien.
El secreto la calidad, el producto - que si bien en Santa Cruz abunda - hay que buscar y buscar hasta encontrar lo mejor, en la nueva apuesta Jorge su dueño ha hecho una apuesta en serio, le está dando mucho énfasis a la carne nacional Brangus, y la verdad es que se nota, les puedo asegurar que pedimos distintos cortes y mis invitados europeos no salían de su asombro y como dice el lema de marca país de Santa Cruz, ni se podían imaginar encontrarse esta calidad de carne en Bolivia.
Otra de las novedades que se ha propuesto el Arriero en este relanzamiento son las entradas  donde destaca el queso criollo a la parrilla, y los vegetales a la parrilla, así como las ensaladas naturales con lechuga, tomate, cebolla y palta aceite de oliva, vinagre y sal, muy mediterráneo.
Y no hay carne sin pescados, de vez en cuando podemos dejar a un lado a la carne y probar con la trucha a la diabla o el salmón a la parrilla.
Punto y aparte, merecen los postres del Arriero, que no van de comparsa ni de simple cierre costumbrista, son verdaderas joyas gastronómicas que te hacen disfrutar de lo frutal en línea dulce como el pai de limón y mouse de maracuyá. Todo ello regado con un buen TRI está para aplaudir con las orejas y quitarse el sombrero.
En fin esto es lo que se llama “vivir de éxito” y ya sabe cuál es el indicador la atiborrada masa de movilidades a su alrededor. En este caso en el alrededor de la Catedral de la carne “El Arriero”

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