La exportación y enoturismo son bazas de
crecimiento para cualquier Bodega. En Tarija y en Santa Cruz se han dado ya los
primeros pasos en las distintas bodegas y empiezan ya con la exportación continuada después de
varios experimentos.
El principal problema es que se necesitan más
litros y lo que está dando la tierra boliviana da para lo que da, no más.
Por ello en el mundo del vino en Bolivia se
encuentra con una serie de paradojas; por ejemplo el vino Chileno está mucho
más barato en Bolivia que en Chile y el vino boliviano en alguna gama es mucho
más caro que los chilenos. Por eso a veces cuando nos acercamos a las góndolas
la mano se nos va a estos vinos chilenos y argentinos.
El vino boliviano no tiene nada que envidiar al
de nuestros vecinos, personalmente he podido comprobar en una cata con varios
vinos foráneos, que nuestros “caldos” locales han salido como favoritos versus
los vinos de nuestros vecinos, en esta cata a ciegas el Colección de Altura de Campos de Solana
arrasó frente a sus competidores.
La competencia es brutal entre bodegas, no sólo
localmente, sino también en el mercado internacional, todas las bodegas apuntan
a conquistar el mercado Norteamericano y el Chino ya que con poco que vendas en
estas tierra es mucho lo que te reporta.
Pero esto no es todo la competencia ahora viene
de Europa, si hace unos años llegaban a nuestras tierras algunos vinos
franceses e italianos; ahora llega el desembarco de las bodegas españolas, y no
se trata de la llegada de vinos “michis”, todo lo contrario llegan los “pesos
pesados”.
Ni más ni menos que la empresa vitivinícola
Bodegas Torres -propiedad de la quinta generación familiar-, convertida ya en
multinacional española, fundada en 1870, con 50 millones de botellas al año de
sus vinos en 160 países, que produce en España (11 Denominaciones de Origen),
Chile y California; y ahora llega a Bolivia de la mano de D&M.
Pero los vinos bolivianos ante estas acometidas
no deben temblar todos pueden y deben tener su cota de mercado a pesar de
precios, marketing y otras zarandangas; el vino boliviano tiene su lugar pues
cada día tiene más calidad y mejor trabajo en el terroir y además el consumidor
del terruño sigue teniendo su corazoncito. Ya sabe cuando vaya a un restaurante,
pida vino boliviano.
LEER EN EL DEBER
(Por motivos de espacio algunas veces las notas se cortan para de esta manera mejorar la maquetación, así pues en esta bitácora puede usted leer el original y luego el publicado obviamente son un poco distintos)
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