Llevo dos días de fiesta con un sofocón. Pues resulta que descorchamos los vinos y están para botarlos y lo único que podemos hacer con ellos es regar las plantas del jardín.
Con las prisas y los líos que llevo entre manos, le encargo a mi empleada ir al Híper a por alguna botella de vino pero la pobre, no da ni una. La verdad es que le debía explicarle que vino comprar, donde cuando, qué cosecha etc…. Y no le digo nada, pues creo que ella ya lo debe saber todo y el resultado es nefasto, con el pecado va la penitencia.
Llego a casa apurado y veo la botella sobre la mesa y le digo a mis invitados, mejor no descorcharla esta malo este vino es puro vinagre sólo sirve para cocinar.
Mis invitados quedan, perplejos, con los ojos como platos y me dicen “Pero si es de tal o cual bodega súper famosa” “ ¿Cómo sabes sin descorcharlo que hay que botarlo?”
Y les respondo: “Muy fácil amigos, miro la fecha de vendimia que lleva la botella y ver este número mágico me lo dice todo.”
La mayoría de vinos que se consumen en el Nuevo Mundo son jóvenes o han hecho sólo una pasadita por roble, o sea que no resisten más de dos años en botella, al tercero ya empieza a decaer.
Todos los vinos jóvenes tienen que beberse en el año de cosecha o al siguiente de lo contrario tenemos un vino “tumbado”, que sólo sirve para cocinar o regar geranios.
Además en Santa Cruz con este calor los vinos se conservan muy mal, y llevan fatal esto de una buena guarda, a no ser que estén en una neverita “ad hoc” entre 14 y 16 grados.
Los vinos jóvenes tienes que beberse cuanto antes, al año después de la cosecha o como muy tarde, año y medio o dos después de la añada que sale impresa en la botella.
Mi empleada sigue creyendo aquello de que “el vino cuanto más viejo mejor” esto es sólo para los reservas o gran reservas. Por fin ya se lo he explicado, ahora ya no tengo en mi mesa botellas de 2007 que se tenían que haber abierto en 2008 o como muy tarde en 2009 y estamos en 2014.
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