Mucha gente que me conoce se
acerca y siempre me preguntan ¿Cuál es el mejor vino?. La contestación es
obvia: el vino que a vos te gusta.
Ante esto la gente insiste, ¿Pero
cuál es el que a usted le gusta? Y ahí contesto, a mí me gustan aquellos vinos
que se me graban en el “disco duro”.
La verdad es que hay pocos vinos
que se te graban en el cerebro y que hasta en sueños los recuerdas. Pero los
hay.
Un vino bueno, de categoría,
sublime y que se te quede en el cerebro tiene que tener estas características:
Primero que en nariz muestre más que aromas fragancias naturales y que no
prevalezca el toque del alcohol.
En boca debe entrar y salir por
tu garganta recorriendo paladar y la papilas gustativas de la lengua “sin
gritar” sin despuntes, que sea homogéneo, equilibrado y redondo y al final que
te deje un duradero caudalí, que es esta persistencia aromática gustativa del
retrogusto.
Cuando era jovencito y buscaba corteja, mi padre me decia que no fuera "Ni tan guapa que encante ni tan fea que espante". Esto tambien pasa en los vinos , los vinos del mundo son ácidos, dulces y tánicos o ásperos. Pues bien, estas tres notas tienen que estar equilibradas. En la acidez ni tan acido que sea “nervioso” ni tan poco acido que sea “punzante”. En el dulzor ni tan dulce que sea una torta de Dory Talavera, ni tan poco que sea “rasposo”. En lo tánico, ni tan áspero que sea rudo, ni tan poco que sea cantalludo. Hay que lograr buscar la virtud, que como decía el Aquinate está en el punto medio.
Cuando era jovencito y buscaba corteja, mi padre me decia que no fuera "Ni tan guapa que encante ni tan fea que espante". Esto tambien pasa en los vinos , los vinos del mundo son ácidos, dulces y tánicos o ásperos. Pues bien, estas tres notas tienen que estar equilibradas. En la acidez ni tan acido que sea “nervioso” ni tan poco acido que sea “punzante”. En el dulzor ni tan dulce que sea una torta de Dory Talavera, ni tan poco que sea “rasposo”. En lo tánico, ni tan áspero que sea rudo, ni tan poco que sea cantalludo. Hay que lograr buscar la virtud, que como decía el Aquinate está en el punto medio.
Así los vinos equilibrados,
redondos, elegantes y estructurados, estos quedan en el disco duro. Pero el
interrogatorio no acaba y siempre me acaban preguntando: ¿dígame alguno de estos vinos de tanta
prestancia?. Y yo les respondo dependerá del año de la cosecha; pero a mí nunca
me han fallado estos vinos el KAI Carmenere de Errazuriz, El Extramuros
Cabernet Sauvignon de Otero Ramos, El Clos de los 7 de la Bodega de Michel
Rolland, y entre estos se mete un boliviano
La Colección de Altura de Campos de Solana.
Y también los hay blancos como los
Sauvignon Blanc Gold Coast de Casa Riva o el Cuve Alexander de Lapostolle, y
aquí se cuelan también dos boliviano, el samaipateño Torrontés 1750 de la Bodega Uvairenda y el
Risling de Campos de Solana. Asi que ya saben mi secreto que hoy descubro por
primera vez.
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