jueves, 12 de abril de 2018

LA OBSESIÓN DEL ÉXITO



Dicen en el país que la bandera no puede ser una mordaza.
Gustan pensarlo esos cocineros que viven su carrera profesional atormentados por la obsesión del éxito, y lo aplican en cuanto ven cuestionada su grandeza, ignorando que el diálogo, el debate y la reflexión que ambos conllevan son, precisamente, los mejores argumentos para la mejora y el crecimiento.
Ni siquiera la idea de patria como realidad suprema está reñida con el choque de ideas y mucho menos con el trabajo, la curiosidad y el conocimiento.
Ahora que nuestra patria está en alza el surgimiento gastronómico gracias a los aterrizajes que hemos tenido de otras nacionalidades, y prueba de ellos son locales como Gustu en La Paz, Dossier o la Suisse  en Santa Cruz o Papikra o Marvinos en Cochabamba.
Punto y aparte son los tipos de gastronomía que sobre vuela nuestra tierra, es lógico que las influencias peruanas, argentinas, así como las brasileñas se hagan presentes en nuestro país. Pero lo asombroso es como las europeas de distinto pelaje han arraigado en nuestra tierra.
Esto se debe a los chefs Michelin que han aterrizado en nuestras tierras y han inducido un quehacer gastronómico distinto donde priman los secretos de la cocina francesa, el producto y la creatividad lo que podríamos llamar pura innovación gastronómica local.
Así en Dossier tenemos sorprendentes platos como Filetes de corvina con aceites de almendra y polvo de chipilo.
O bien en Gustu postres como el Helado de suero de leche con granita de eucalipto, gajos de naranja y azulina...
O en La Suisse con su consistente línea de carnes sous-vide, donde tanto la res como el chancho renuevan nuevas sensaciones no descritas anteriormente gracias a este tipo de cocción.
Son tres ejemplos que se multiplican por imitación, experimentación o invención en el resto de los fogones de los restaurantes cruceños. Ya estamos emplatando al estilo de la “nouvelle cuisine” con el fin de estimular los cinco sentidos especialmente la vista.
Por eso vemos en todos los restaurantes, sobre todo a las damas, el ir venir de celulares de la cartera a la mesa para hacer las instantáneas de los platos para subir a face o Instagram.
Lo que me pregunto será una moda o volveremos al tradicional fricase de Inés España, 100% boliviano, donde no caben ni banderas foráneas ni fogones extranjeros.






viernes, 6 de abril de 2018

QUE NO TE MUERDA



Entre las calles Sarmiento y Lugones perpendiculares a la San Martin, cuando la vereda parece perder su destino, allí medio escondido esta un local surrealista llamado “Mordisco”, un encanto de lugar donde se maneja la fusión de cocina nikei, peruana y acambada, bajo un toque mexicano, donde los sabores del atún, camote, guacamole y pico de gallo sobresalen ya sea maridaros con elementos de mar o bien de tierra.
Qué es, si no una Causa limeña que se transforma en la Causa Camba, sino una combinación de una receta peruana al estilo cruceño. una combinación de sabores cruceños extraídos de una receta peruana.
El local chico, tiene dos ambientes uno interior y otro exterior, creo que pronto se tendrán que trasladar pues el éxito hace que se llene rápido se esté un poco estrecho, y cuando nuestras chicas se juntan los decibelios suben que es un primor.
Lo típico del lugar, y si usted va por primera vez, pida unos tacos nikei, te sirven tres. A mi me gustaron especialmente los de salmón y los de camarones, ojo al dato, el taco no es tal taco es taco frito, una crujiente masa que convierte a este elemento de la cocina mexicana en algo muy especial.
Y después le recomiendo vivamente el Pulpo Anticuchado, un pulpo bien trabajado en la cocina sale tierno y en su punto y una sal. Otro sabor más de allá que de acá es Sándwich de lomo saltado y el arrocito chaufa
En el sector nikei destacamos las Geishas salmón el Maki frito, y el Mordisco roll. Terminamos con el postre de nuevo entramos en la fusión, suspiro limeño, pirámide de mousse de chocolate asentada sobre una deliciosa base de brownie.
En definitiva, que el Mordisco no te muerda, pues lleva un agradable “veneno” de gratitud que te hace volver.


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