jueves, 18 de mayo de 2017

CENA CON UN MASTER WINE


El pasado sábado tuve la gran suerte de disfrutar, en casa de mi amigo Lucho Granier, de un codo a codo con Cees van Casteren uno de los 300 “Master of wine” del mundo. Si habláramos de fútbol podría deciros que estuve con un jugador de ligas mayores.
Además le tocó a quien escribe, cocinar para para un “Master of Wine” holandés crítico gastronómico mientras conversábamos de vinos bolivianos, y otras fruslerías gastronómicas.
En cuanto a la casa de Lucho podríamos concebirla como “la catedral de la gastronomía”, pues el diseño su casa donde el corazón es una cocina living, sitting room, cuarto de estar antesala del jardín y umbral de la bodega.
Por tanto cuando uno cocina en este peculiar habitat, es la atención de todas las miradas, eres el centro y la gente se coloca alrededor tuyo, se sienta en un toco cómodo y alto, en una mano alza la copa Riedel y con la otra va picando de lo que sale de la sartén, mientras la conversación fluye entre aromas de especies asiáticas, el humo que desprenden los camarones, el hervido de verduras, caldos y los sofritos y ahogados que estás trajinando.
Mi suerte ante tal eminencia como Cees Van Casteren fue atreverme con un risoto de “cosecha propia”, es decir: le pongo lo que me sale de las narices, y como las narices no son las mías sino las de Lucho con producto de primera le arremetí a la olla gama francesa “Le Cresuet”, hongos, pimentón rojo y verde, tinta de calamar, camarones aderezados con vino, mantequilla y crema de leche sal del mar muerto pimienta negra y un curry especial para arroces.
El resultado después de batallar con el arroz y estos elementos que nadaban en un caldo de crustáceos fue a nivel del mejor restaurant de la zona, y no lo digo yo lo dijo el ínclito holandés, las loas fueron inmerecidas.
En conclusión la casa de Lucho Granier quedó nominado como el mejor restaurant de Santa Cruz. La pena para ustedes, es que sea privado, tendrán que grajearse su amistad para probar uno de estos festines.
Si esto fue lo mejor, lo excelso todavía no había llegado, comenzó en la sobremesa hablando de vinos singanis y otros mostos, donde Cees van Casteren desplegó toda su sabiduría y nos dio una “matricula cum laude” al Tannat y al Malbec boliviano. Y como no, al Singani.
En resumen a veces lo mejor es cenar en casa, eso si en Casa de Lucho y Cecilia, acompañado de un Master Wine.

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