martes, 27 de octubre de 2015

RAPIDO ¿Y A DONDE VAMOS?


En Santa Cruz tenemos un lugar donde si vas, nunca te equivocarás. Desde hace años “Med” se ha posicionado como  el  restaurante o cafetería de estilo europeo, donde mantiene una línea de calidad, servicio y precio casi perfecta.
Sin lugar a dudas saben conjugar el auténtico “fast food”  que lo traduce a “Fast good” , sano y  de calidad , agradable a la par que moderno, que yendo al paso te invita a quedarse. Con una carta cuidada, variada y de alto standing gastronómico.
No es un restaurante de largas veladas, tertulias y charlas, es el sitio ideal y de calidad para desayunos, almuerzos o cenas sencillas a las rápidas con diversidad y con un buen nivel gastronómico.
En su carta nos encontramos con 8 tipos distintos de ensaladas, desde mi punto de vista la mexicana es genial. Ahora, además podemos comenzar con alguna sopa. Personalmente,  siempre que puedo pido una cascada de cebolla, si voy con más hambre no dejo pasar el especial Med de res de pollo o mixto carnes picadas con queso derretido y su salsa secreta de propia creación. Y que decir tiene su súper milanesa.
También me tientan el buen surtido en pastas desde Lasagna, Sorrentinos a Fetuccine, pasando por unos simples spagettis al alioli, preparado de ajo aceite de oliva con un toque de albahaca, dentro del toque italiano, personalmente me enamoran los ñoquis con salsa blanca tortadas de ajo y un poco de ensalada.
Para rematar la jugada, si usted quiere cargar el “boche”, pida algo dulce con un “Mud Sundae” que solo verlo te dice “cómeme”. 
Med en Santa Cruz es una alternativa sólida, para estar seguros y responder con prestancia y sin equivocarnos  a la pregunta ¿Y a dónde vamos?

Esto si no va tan rápido como yo, tómese su tiempo y saboree un buen mojito gran remedio para el calor y añada nuevos sabores a la bebida tropical como el  limón, piña, maracuyá o frutilla.

miércoles, 21 de octubre de 2015

BUSCANDO EL SABOR PERFECTO


Gastronómicamente hablando nuestra cultura está en el subsuelo. Esto se puede comprobar en cualquier restaurante, donde el personal después de pedir un plato de excelencia gourmet, seguidamente pide una soda.
Pedir una soda con un plato de más de 100 bs, o ya sea con un tradicional pollo es un insulto a la cultura gastronómica y demuestra lo neófito en materia culinaria.
Ya sé que contra gustos no hay nada escrito, pero es evidente si nosotros tomamos una soda con su carga de gas y azúcar antes de comer o mientras comemos, estamos matando los sabores el manjar.
El gas excita a las papilas gustativas de la lengua y el azúcar atiborra el proceso del gusto y nos deja la zona de absorción de los diferentes deleites, adormecida y atrofiada. Por tanto da igual que comamos una sofisticada y deliciosa  langosta, que un fideo, o unas papas a la  huancaína.
Lo que tenemos que beber mientras comemos es cualquier líquido que no mate los sabores de la comida. Es más tenemos que buscar algo que los resalte y los acompañe sin que la bebida este por encima de los sabores del plato.
Lo mejor para tomar mientras comemos es agua sin gas. Y cuando tenemos que optar por alguna bebida que acompañe o exalte la comida ahí está la cerveza o el vino. Este juego entre la bebida y  la comida para lograr el mejor acople entre ambos, lo denominamos “maridaje”
La cerveza es idónea para maridar con comidas acidas, como por ejemplo para el Ceviche. El vino blanco es el perfecto compañero de todo tipo de pescados, mariscos y carnes blancas. El tinto es la bebida para tomar con el asado. El Rose con el sushi. El alcohol del vino abre las papilas gustativas para que los sabores penetren y exalten sus virtudes.
Ahora bien si a usted le agradan sus comidas acompañadas por soda, por favor no deje de hacerlo. ¡Viva la libertad! La única verdad en gastronomía es hacer lo que usted  más le guste, por muy raro que sea.

EN PAPEL:


martes, 13 de octubre de 2015

EL MAGO DEL SABOR


La barita mágica de Tuffí en la radio y las redes sociales, me han convertido sin quererlo ni comerlo en el “mago del sabor”. Lejos de mi querer emular a los grandes chef que hay en nuestra ciudad, lo mío se reduce a la paella; por dos motivos: por haber vivido más de 20 años al socaire del mediterráneo  entre Valencia, Elche y Alicante y por tradición familiar.
Los domingos en mi casa los hombres éramos los encargados de cocinar y las mujeres de descansar; primero y muy de mañanita  íbamos a Misa, luego jugábamos a hockey, y al medio día a cocinar una buena paella. El olor a leña de naranjo, impregna todo el comedor de mi casa.  Se estaba tramando una paella, todo un símbolo, una representación de la humildad rural de otros tiempos, aromas de huerta y ahumados asilvestrados; nunca las verduras, los caracoles, el pollo y  el conejo compartieron una elaboración tan sublime con el toque del aceite de oliva. Estos son los elementos de la genuina paella, que poco a poco se fue diversificando hasta llegar al subconsciente lo que lo que los cruceños, lo que creemos que es una paella… la de bichos.
Lejos de la realidad, la auténtica paella no tiene bichos, estas y otras con chorizos y viandas varias  han hecho evolucionar a un no se sabe qué a la verdadera paella de la huerta. Llegando a extremos insospechados sustituyendo el arroz por fideo y aquí aparece “la fideuá”.
La paella es sólo de huerta  equilibrada y armoniosa, ligera y perfectamente afinada. Se trata de un arroz con sabor preciso y sin enmascarar. El cereal que para mí, tiene que ser arroz tipo “Bomba” o “arbóreo”, sabe a lo que tiene que saber y respeta los aromas de los ingredientes que lo acompañan.
Hay que disfrutar con el arroz suelto, ni meloso ni caldoso, perfectamente cocido integrando una proporción perfecta de “socarrat” – arroz ligeramente tostado que queda en el fondo de la paella- que redondea el bocado.El secreto está en el fuego, el caldo, los tiempos y el cuidado de como haces el fondo de paella.
Al final acabas empapado de sudor y con la satisfacción de ver como tus comensales disfrutan con este soberbio manjar de pobres, que está por sencillez, muy por encima de  exquisiteces gourmet.
En Santa Cruz para probar este manjar tenés algunos sitios singulares, de la Paella de la castañuela de hace 15 años hemos pasado a otros locales como el Restaurante Zanella, La Casa de la Paella, Terramar, Alicante, Manolito, el Mesón de Sancho. 


jueves, 8 de octubre de 2015

4 nuevos restaurantes "top level" en Santa Cruz


Entre este mes de octubre y noviembre aterrizarán en Santa Cruz nuevos restaurantes de alto postín, los actuales que se agarren “los machos”, pues la competencia se pone dura.
Uno de carnes, otro que quiere romper con lo oriental, también entra el sabor italiano de siempre con “agiornamento”, y lo peruano con propuestas marinas. Un pocker de corazones que vienen a cautivar los paladares cruceños.
El primer as está en la experiencia autentica del asado argentino o salivar por un chorizo criollo de rueda ya no exige tomar un avión ni aterrizar en Buenos Aires. Bastará acercarse al canal Isuto y vivir la experiencia de  “La Cabrera” en Santa Cruz. El juego es relativamente fácil buena carne y excelentes vinos y una selección de guarniciones, esto es  todo lo que define este nuevo restaurant que pronto abrirá en nuestra ciudad recién llegado del mismísimo barrio porteño de Palermo Sojo.
La siguiente carta la juega el hijo del gran italiano, con todos los genes del padre y el “agiornamento” del hijo, abrirá en el Ventura Mall mirando al Urubó. La saga de la Suárez  viene con “Angelino” para seguir la estela de “Michelangelo” en un local importante con toda la gran carta de la calle Independencia. Animo Marito que de tal palo tal astilla, y que este palo que es Carlitos se recomponga pronto.
La tercera apuesta tiene que estar en el tercer anillo externo que se está convirtiendo en la “milla de oro” gastronómica; allí abrirá “Hanzo” fusión peruano nikkei de la mano de Jhonatan Bueno, ganador del mejor Joven Chef de Mistura 2014.
Y ya está funcionando y sobre el tapete es “Haba” gastrobar un lugar acogedor en el barrio de Urbari, punto de encuentro de los amantes de la gastronomía singular, con excelentes propuestas de mar y la explosión creativa de sus chef Javier Paredes, su primera versión con “Nina” nos hizo ver su potencial ahora ya es una realidad que se llama “Haba”.

lunes, 5 de octubre de 2015

LA CREPERIE NUEVO RUMBO


Desde hace unos meses, “La Creperie” en Arenales 135, ha dado un vuelco en  calidad, ambiente y servicio. De la mano de la descendencia joven, de su fundadora Dolly Vázquez, este restaurante uno de los más antiguos de Santa Cruz “since 1978” toma un nuevo e interesante rumbo sin olvidar sus raíces.
Los hechos cantan, fui a cenar un martes de los de ni te cases ni te embarques y cuál fue mi sorpresa que  casi estaba lleno, sin lugar a dudas esto es un buen indicador del BSC “balance score card gastronómico” para cualquier restaurante.
Lo primero que me atrajo fue el “climax”,  con una nueva iluminación, nuevos cuadros y un ambiente más cálido y acogedor en casona de la antigua biblioteca.
Entre los fogones del camarote de la cocina, un joven Chef, Eduardo ayudado por antiguas cocineras de siempre que están empeñados en hacer las cosas muy bien en este bergantín.
Sobre la bitácora de la gastronomía francesa, están  los crepes salados como entrada -dulces para postre- y  la fondue galo-suiza de queso y la mal llamada fondue de carnes donde colabora muy bien para el maridaje  la nutrida carta de vinos catalano franceses, argentinos, chilenos y los bolivianos de Campos.
A la bandera de  los crepes, hay que sumarle el  mascarón de proa: la fondue de carne en una cazuela con aceite chispeante para freír la carne a fuego lento escuchando el apetitoso susurro del “fru fru” y que luego embalsamamos metódicamente con las distintas ofertas salsas, cremosas, sedosas y a la par dulces y picantes que le acompaña.
Pero lo que realmente me sorprendió fueron sus ofertas  fuera de carta, como el salmón y los filetes de atún en corte grueso a la plancha con una salsa a la  “tartare” ligeramente ácida.  
 Realmente la Creperie ha tomado nuevos aires y es uno de los locales más acogedores de nuestra ciudad, para pasar una cena íntima, o con amigos. Te seduce, no solo el ambiente y el “agiornamento” del local, que sin renunciar a la decoración de siempre te envuelta la buena música, y una atención delicada, acertada y puntual.
Además una cosa muy interesante, al terminar de cenar te invitan a rellenar una ficha para que usted pueda puntuar desde el servicio las comida y las cosas del restaurante, de esta manera no es extraño que este clásico de nuestra ciudad haya remontado rumbos en los mares gastronómicos para situarse de nuevo en una de las mejores opciones para salir a cenar en las noches de luna llena cruceña con el sabor de antaño y una gastronomía de categoría.