martes, 13 de octubre de 2015

EL MAGO DEL SABOR


La barita mágica de Tuffí en la radio y las redes sociales, me han convertido sin quererlo ni comerlo en el “mago del sabor”. Lejos de mi querer emular a los grandes chef que hay en nuestra ciudad, lo mío se reduce a la paella; por dos motivos: por haber vivido más de 20 años al socaire del mediterráneo  entre Valencia, Elche y Alicante y por tradición familiar.
Los domingos en mi casa los hombres éramos los encargados de cocinar y las mujeres de descansar; primero y muy de mañanita  íbamos a Misa, luego jugábamos a hockey, y al medio día a cocinar una buena paella. El olor a leña de naranjo, impregna todo el comedor de mi casa.  Se estaba tramando una paella, todo un símbolo, una representación de la humildad rural de otros tiempos, aromas de huerta y ahumados asilvestrados; nunca las verduras, los caracoles, el pollo y  el conejo compartieron una elaboración tan sublime con el toque del aceite de oliva. Estos son los elementos de la genuina paella, que poco a poco se fue diversificando hasta llegar al subconsciente lo que lo que los cruceños, lo que creemos que es una paella… la de bichos.
Lejos de la realidad, la auténtica paella no tiene bichos, estas y otras con chorizos y viandas varias  han hecho evolucionar a un no se sabe qué a la verdadera paella de la huerta. Llegando a extremos insospechados sustituyendo el arroz por fideo y aquí aparece “la fideuá”.
La paella es sólo de huerta  equilibrada y armoniosa, ligera y perfectamente afinada. Se trata de un arroz con sabor preciso y sin enmascarar. El cereal que para mí, tiene que ser arroz tipo “Bomba” o “arbóreo”, sabe a lo que tiene que saber y respeta los aromas de los ingredientes que lo acompañan.
Hay que disfrutar con el arroz suelto, ni meloso ni caldoso, perfectamente cocido integrando una proporción perfecta de “socarrat” – arroz ligeramente tostado que queda en el fondo de la paella- que redondea el bocado.El secreto está en el fuego, el caldo, los tiempos y el cuidado de como haces el fondo de paella.
Al final acabas empapado de sudor y con la satisfacción de ver como tus comensales disfrutan con este soberbio manjar de pobres, que está por sencillez, muy por encima de  exquisiteces gourmet.
En Santa Cruz para probar este manjar tenés algunos sitios singulares, de la Paella de la castañuela de hace 15 años hemos pasado a otros locales como el Restaurante Zanella, La Casa de la Paella, Terramar, Alicante, Manolito, el Mesón de Sancho. 


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