miércoles, 21 de octubre de 2015

BUSCANDO EL SABOR PERFECTO


Gastronómicamente hablando nuestra cultura está en el subsuelo. Esto se puede comprobar en cualquier restaurante, donde el personal después de pedir un plato de excelencia gourmet, seguidamente pide una soda.
Pedir una soda con un plato de más de 100 bs, o ya sea con un tradicional pollo es un insulto a la cultura gastronómica y demuestra lo neófito en materia culinaria.
Ya sé que contra gustos no hay nada escrito, pero es evidente si nosotros tomamos una soda con su carga de gas y azúcar antes de comer o mientras comemos, estamos matando los sabores el manjar.
El gas excita a las papilas gustativas de la lengua y el azúcar atiborra el proceso del gusto y nos deja la zona de absorción de los diferentes deleites, adormecida y atrofiada. Por tanto da igual que comamos una sofisticada y deliciosa  langosta, que un fideo, o unas papas a la  huancaína.
Lo que tenemos que beber mientras comemos es cualquier líquido que no mate los sabores de la comida. Es más tenemos que buscar algo que los resalte y los acompañe sin que la bebida este por encima de los sabores del plato.
Lo mejor para tomar mientras comemos es agua sin gas. Y cuando tenemos que optar por alguna bebida que acompañe o exalte la comida ahí está la cerveza o el vino. Este juego entre la bebida y  la comida para lograr el mejor acople entre ambos, lo denominamos “maridaje”
La cerveza es idónea para maridar con comidas acidas, como por ejemplo para el Ceviche. El vino blanco es el perfecto compañero de todo tipo de pescados, mariscos y carnes blancas. El tinto es la bebida para tomar con el asado. El Rose con el sushi. El alcohol del vino abre las papilas gustativas para que los sabores penetren y exalten sus virtudes.
Ahora bien si a usted le agradan sus comidas acompañadas por soda, por favor no deje de hacerlo. ¡Viva la libertad! La única verdad en gastronomía es hacer lo que usted  más le guste, por muy raro que sea.

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