viernes, 28 de marzo de 2014

LA DIFERENCIA ESTA EN EL PRODUCTO


Hace ahora un año que asomo mi sombrero en esta página de El Deber. He intentado recomendarle restaurantes cruceños, descubrirles platos, catar vinos y whiskies y maridar los manjares con los caldos de esta tierra.

No sé si lo hemos conseguido, la verdad es que disfruto tanto escribiendo de gastronomía que al terminar las columnas me chupo  los dedos de pura jactancia literaria.

En este tiempo me han preguntado muchas veces cual es el plato de Santa Cruz que más me gusta, personalmente nunca he dicho cuál es pues todos me parecen respetables y cada plato tiene su momento; pero si hay uno que me da este no qué  es el “Locro”. Pero el “Locro” carretero.

Su nombre habla de sus orígenes. Lo probé por primera vez en una humilde hacienda llamada “Las nubes”, este sencillo plato lo preparaban los carreteros de juntas de bueyes que  en medio de sus tortuosas travesías  por el territorio cruceño tenían que parar en cualquier sitio para llenar el buche y necesitaban cocinar fácil y rápido.

Esta sopa melosa de arroz incluye arroz, pollo, gallina o charque y plátano, se cuece en un recipiente de barro y se bate con cuchara de madera, tiene un sabor bárbaro.  No es un plato de ricos ni de pobres pues el concepto rico y pobre muchas veces no entra en la gastronomía.

Recuerdo aquella anécdota que contaba un cura de pueblo. Un día que comenzó a hablar con un humilde pastor y le preguntó:

–Si fueras rico, muy rico, ¿qué te gustaría hacer? ; ¿Qué es ser rico?, Le contestó.
–Ser rico es tener mucho dinero, tener un banco...; Y... ¿qué es un banco?
Se lo explicó de un modo simple; Ser rico es tener muchos predios y, en lugar de ovejos, unas vacas muy gordas. Después, ir a reuniones, cambiarse de terno tres veces al día... ¿Qué harías si fueras rico? Abrió mucho los ojos, y le dijo por fin:
–Me comería ¡cada plato de sopas con vino!...

Todas las ambiciones son eso; no vale la pena nada. Y aquel curita joven de pueblo  se quedó muy serio, y pensó: está hablando el Espíritu Santo.


Lo bueno es bueno, ya sea locro o las sencillas sopas con vino, en la gastronomía la calidad del producto marcan la diferencia. La fórmula es clara Mercado + Producto + Tradición =  ÉXITO.

Esta nota si bien la escribí para EL DEBER en mi primer aniversario nunca se publico.

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